La Caracas de 1890; cuidad llena de habitantes acostumbrados a realizar
los mismos recorridos en las plazas de la capital, a hacer las mismas cosas del
día anterior sin ninguna novedad que pase de ser un hecho normal, siempre con
las mismas actitudes cerradas y un poco misteriosas: hasta que algo impacto y
cambio sus vidas, un algo extraño que hacia la diferencia entre todas sus
actividades cotidianas. Ese algo que producía mucho interés y necesidad de
conocerlo, era el cine, con sus magnificas salas llenas de elegancia y
delicadeza, donde todos y todas podían pasar un rato agradable mientras
disfrutaban de una gran película.
Con la llegada del séptimo
arte empieza la creación de las grandes estructuras en Caracas; teatros y cines
eran la atracción de la época por sus entretenidas
presentaciones y por la belleza de sus
instalaciones. Ir a ver una película era todo un ritual donde mujeres, hombres,
grandes y chicos se colocaban sus mejores atuendos para pasar un rato agradable
con familia y amigos, dejando de un lado las plazas de ciudad. Los caraqueños
adoptaron esta nueva cultura de una manera muy positiva, ya que era una atracción
especial e innovadora.
Las estructuras de los
cines de Caracas siempre han formado parte importante de la ciudad, puesto que
han sido referencia arquitectónica para otros establecimientos. “Los cines de
ahora se encuentran ubicados dentro de un centro comercial y son dependientes
de ellos, las viejas estructuras han desmejorado muchísimo “, así lo indica
Bladimir Díaz, profesor de Diseño Arquitectónico en la UBV. Los diseños de las
nuevas salas, las actitudes de los caraqueños en cuanto a la llegada de los
cines a su localidad; el cambio de vestimenta, de la trasmisión, calidad y
color de la imagen en las películas, de las carteleras, etc., todos estos
aspectos fueron desarrollando notables cambios en nuestra ciudad capital y sus
habitantes, haciendo cada vez mas importante y visitada la Gran Caracas.
El 11 de julio 1896, en el
segundo periodo presidencial de Joaquín Crespo, se estrena en Venezuela “El Vitascopio de Edison”,
específicamente en Maracaibo y posteriormente en Caracas, Valencia y
Barquisimeto. Emitía sucesiones de imágenes sin intermitencias en una pared o
pantalla lo que permitía que fuesen vistas al mismo tiempo por una cantidad
grande de público, a diferencia de lo que ocurría con anteriores sistemas de
proyección de imágenes. Las primeras películas que se vieron en esta proyección
fueron: Muchacho bañándose en la Laguna de Maracaibo y Un célebre
especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa, las cuales a pesar de
las irregularidades en el correr de la cinta, y en la disposición de la luz que
iluminaba el bastidor, lo que hacía que se borrasen algunos detalles de la
imagen, tuvieron buena aceptación.
En 1925, durante la
presidencia de Juan Vicente Gómez en Venezuela, es cuando realmente se inaugura
el cine en Caracas, con la construcción del Cine Ayacucho, diseñado por
Alejandro Chataing, dando inicio a la .transformación cultural de la sociedad capitalina cada vez con las
creaciones, no solo arquitectónicas sino de películas realizadas en Venezuela,
las cuales cada vez obtenían más éxito en las carteleras nacionales.
La producción de películas
venezolanas no tardo en llegar, y para la época tuvo éxito tanto a nivel
nacional como internacional, tal es el caso de Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa /
Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo (1897), La trepadora (1924), El pez
que fuma (1977), entre otras; abriendo caminos a nuevos talentos de
producción y dirección cinematográfica y siendo referencia clave para que
muchas de estas obras se lleven a la pantalla chica en forma de telenovelas.
“Yo recuerdo El pez que fuma, fue una
película con muchísima publicidad y tuvo mucho impacto en ese cine venezolano
que era muy oscuro, esto ha mejorado notablemente, un ejemplo cable es la
película Hermano”
“El pez que fuma, Cangrejo
1 y 2, Yo soy un delincuente, Yo soy un reincidente; fueron películas de
taquilla excelente que lograron superar éxitos como Tiburón, el cine venezolano
siempre tuve mucha aceptación”, afirma Juan Luks, profesor de Audiovisual I y
II, Cine experimental y documental y de Proyecto en la UBV.
Antonio Sánchez profesor de Discurso Audiovisual en la UBV
indica que “anteriormente para ir al cine existían ciertas costumbres que en la
actualidad se han perdido por completo, sin embargo la capital ha crecido de
manera significante en cuanto a entretenimiento”. Recuperar la identidad de los
cines de Caracas, hacer que se conozca un poco mas allá de esos sitios que
tanto nos entretienen pero sobre todo destacar las excelentes obras de
arquitectura realizadas tiempos atrás, es fundamental para mantener nuestras
tradiciones, esas costumbres que no están olvidadas sino un poco descuidadas, las
mismas que debemos rescatar de ese abandono en el que ha caído dándolo la
importancia que se requiere, al igual que remodelar y darle buen uso cultural a
las estructuras que hoy en día no están funcionando como grandes teatros y
cines de nuestra capital, tal es el caso de Cine Catia que actualmente se
encuentra en perfectas condiciones debido a su acomodo estructural. Dentro de
esto entra la apreciación que debemos tener por las producciones venezolanas
que poco a poco han ido y seguirán mejorando.
Mientras ese rescate
cultural llega podemos ver dos obras literarias que narran los hechos de estos
increíbles días; la primera es Los cines
de Caracas en el tiempo de los cines de Nicolás Sidorkovs y la segunda Inicios de la exhibición cinematográfica en
Caracas (1896-1905) de Yolanda Sueiro Villanueva, además de informaciones
encontradas en distintas páginas de internet, donde encontramos desde imágenes
de boletos de la época, salas de cines, alrededores de los mismos, publicidad
de las películas de estreno, reportajes, entre otras cosas.
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