jueves, 8 de noviembre de 2012

Creatividad: el tesoro oculto del hombre



El estado creativo, es la libertad de pensar o resolver un problema sin las limitaciones de la razón formal. Es ésta una de las definiciones de creatividad más acertadas, aunque muchas veces, suscita dudas.

Muchas personas preguntan: ¿significa acaso que la razón no cuenta, que lo creativo debe ser loco, irracional?
De ninguna manera. Sucede que, para comprender cabalmente esta definición, es necesario entender cómo se desarrolla el proceso interno e individual de cada sujeto, al iniciar cualquier tipo de búsqueda donde se pretenda resolver un problema, sea científico, artístico, humano o comercial.

Habitualmente, frente a la necesidad de resolver un tema determinado, solemos acudir a nuestra "base de datos" interna, es decir, a aquellos conocimientos que hemos ido acumulando a través de nuestra vida; si así no logramos resolverlo, es probable que busquemos ayuda externa, sea a través de otras personas o también de nuevos datos extraídos de fuentes confiables.

Equipados con estos materiales, nos presionamos a nosotros mismos para encontrar ideas adecuadas. Podemos estar sentados, solos o con otras personas, confiados en encontrar lo más rápido y sencillamente posible la salida a nuestro problema. Pero muchas veces, esa solución no llega. 0 nos vemos ante resultados más convencionales de lo esperado. Es por esto que mucha gente, por desconocimiento, alega que estas "tareas" deben ser hechas por individuos especiales, ya que éstos son realmente dotados para la creación, mientras que ellos, en cambio, no están capacitados.

Pero, ¿qué pasa cuando la vida nos enfrenta con el desafío de crear? Y desde ya que nos enfrenta casi a diario sin que quizá nos demos cuenta, aunque más no sea en el privado ámbito familiar: sorprender a los nuestros, expresar nuestro amor de maneras renovadas, encontrar un punto interesante de conciliación en un conflicto familiar.

También en el área laboral: situaciones que requieren modalidades nuevas, apertura de pensamiento, ensayar distintos caminos, proponer planteos diferentes, etc.

La creatividad se impone en nuestra vida, aun a pesar de nosotros, y de la misma forma en que la tecnología avanza a pasos agigantados, el hombre contemporáneo se ve obligado a generar nuevos enfoques, nuevos caminos, nuevas ideas en todas sus áreas de influencia.

Hoy, como nunca, se necesitan individuos creativos para "salvar" el salto entre una sociedad tecnificada, entre una tecno ciencia y un hombre semiparalizado, asombrado, pacificado. Necesitamos gente capaz de seguir demostrando la supremacía del individuo sobre toda máquina. Por eso, el primer punto de partida para encarar el tema de la creatividad, es comprender que no es un atributo especial de unos pocos, no es una cualidad distintiva de algunos individuos, no es algo con lo que algunos nacen y otros no.

La capacidad de crear es una potencialidad latente en todos los seres humanos, nace con la persona y puede, o no, desarrollarse, no importando si este desarrollo es prematuro o tardío. El hombre, expresa sus talentos a temprana edad o en sus años maduros, y hay más de un caso que así lo confirma.

Todos los seres humanos llevamos dentro un pozo inagotable de ingenio y creatividad; es nuestro y nos pertenece y, sin embargo, no lo reconocemos como propio. No es ajeno, extraño, desconocido. Creemos estar en lo cierto cuando afirmamos que la creatividad está fuera de nosotros, generalmente en otros seres humanos a los que sus talentos los han elevado a la categoría de "creativos".

En el arte, en la ciencia, en la educación y en el mundo de los negocios, tenemos ejemplos de variadas personalidades que se han destacado en originalidad e inventiva: han hecho un aporte significativo que dio como resultado un nuevo punto de partida en la evolución de su disciplina, generando, así, un beneficio para la humanidad. Este aporte diferente, a veces simple y muchas veces complejo, es visto por el común de la gente como el resultado, de atributos especiales otorgados a unos pocos. Son entonces los protagonistas de la aventura de la vida, quedando para el resto el mero papel de simples espectadores.

Esta creencia fuertemente arraigada de que la creatividad es patrimonio de un reducido número de personas, es habitualmente comprobable en todo tipo de actividades: el "yo no puedo", o "no soy capaz de hacerlo", adquieren múltiples matices en su expresión, sea mental o verbal, individual o grupal, referenciando, sin embargo, un denominador común: el prejuicio acerca de las propias posibilidades inexploradas. Prejuicio que puede comprenderse, si se tiene en cuenta la influencia de las herencias culturales y del sistema educativo. Es decir, tanto en el pasado como en el presente, el hombre encuentra sólidas justificaciones para limitar, inconscientemente, su futuro de libertad creadora.

En la antigüedad, específicamente en la antigua Grecia, donde el genio creador se expresaba armoniosamente en toda la producción artística (literatura, escultura, arquitectura, etc.), se creía que toda persona que se destacaba en el arte o la ciencia, había sido especialmente "elegida" por los dioses. Los griegos, en su abundante mitología, siempre explicaban la realidad como consecuencia de la intervención divina; nada era en si obra del hombre, sino que se le conferían favores especiales, concesiones determinadas, como el talento para escribir, para esculpir, para hablar en público, etc.

Los artistas, para los griegos, no eran como los demás seres humanos o "mortales comunes", sino que se les adjudicaba un destino especial. Eran seres que habían sido elegidos por los dioses, tan abundantes en su mitología, y estos les concedían atributos o virtudes que les eran propias. Era como si estos dioses les "prestaran" talentos divinos y sólo gracias a ello, se producía el hecho artístico, científico o filosófico notable. De esta forma, se los consideraba los elegidos de los dioses.

Su producción era consecuencia de una voluntad ajena a la propia, y más aun, de una voluntad que superaba lo terrenal para fundirse en lo trascendente de un "más allá" desconocido y temido. Recordemos que la palabra inspiración, proviene del vocablo latino inspirare, que significa "soplar dentro de".

Platón, en su diálogo Ion, o de la poesía, declara: "La divinidad los usa como sus ministros o servidores..., no es mediante el arte, sino por el entusiasmo y la inspiración que los buenos poetas típicos, componen sus bellos poemas. Son órganos de la divinidad, que nos habla por su boca".

A su vez, Sócrates concluye: "Te conferimos el preciado título de celebrar a Homero por inspiración divina, y no en virtud del arte". Esta creencia, permaneció fuertemente arraigada a través del tiempo. Tal es así, que en la época del romanticismo, a los individuos creativos se los consideraba como personas que habían sido "tocadas por las musas". Es decir, nuevamente se explica el talento en la expresión cultural, artística o científica, como consecuencia de un obrar ajeno al hombre, algo que le viene de afuera en forma azarosa.

Ser "elegido" por dioses o "tocado" por musas, expresa la total pasividad de la persona en el tema de la creatividad. Además, como eran pocos los afortunados, al resto sólo le quedaba la posibilidad de admirarlos, considerándolos en cierto sentido como superiores a ellos.

Éste es el origen de un prejuicio que perdura en la actualidad: el considerar que uno no es creativo, que son otros los afortunados, que para eso se nace. Si bien no se cree en dioses o musas, se sigue considerando que sólo pueden ser creativos los que han sido dotados por la naturaleza.

Sin embargo, y en cierto sentido, los griegos no estaban tan equivocados: la capacidad de crear tiene un origen divino, proviene de Dios. Pero Él nos ha repartido sus dones con absoluta generosidad, a todos nos ha dado la capacidad de crear encomendándonos a nosotros el desarrollarla adecuadamente.

A unos en la ciencia, a otros en el arte, en lo social, en lo afectivo, etc. Cada uno, de acuerdo a sus inclinaciones, lleva dentro de sí la capacidad de crear, de desarrollar sus ideas, de avanzar un paso más en el crecimiento personal.

Por otra parte, el sistema educativo fue determinando la preminencia de ciertas capacidades sobre otras, estableciendo la supremacía del razonamiento lógico sobre lo emocional intuitivo. En su obra, El filo intuitivo, Philip Goldberg afirma que nuestra cultura tiende a desacreditar la intuición, porque en los últimos tres siglos la modalidad de conocimiento prevaleciente en Occidente ha sido el método científico, según el cual, el único conocimiento confiable, es el que se basa en nuestros sentidos y la razón es el único camino hacia la verdad.

El método científico exige que todos los datos sean cuantificables, sin contaminarse por la emoción y las opiniones personales.

Sin embargo, este protagonismo de lo racional no está todavía presente en los primeros años de la infancia. El niño, en sus primeros años y sobre todo en la etapa que corresponde al jardín de infantes, es un ser en total libertad creadora. Se lo estimula y alienta a que exprese todo su mundo a través de la pintura, el collage, la expresión corporal, etc., recibiendo así la felicitación de los adultos. Crece feliz, porque aún no ha comenzado su etapa de bloqueos, que se irá afianzando más y más, a medida que el entorno familiar y educativo, le atribuyan distintos valores a lo que él realice.

Esta etapa de libertad, concluye al iniciarse la educación formal y es justamente en este momento donde comenzará a privilegiarse la memoria y el pensamiento lógico-racional en desmedro de lo intuitivo emocional.  

A este respecto, es importante citar la siguiente experiencia: hace algunos años, ciertos psicólogos de una universidad, se encontraban discutiendo sobre la creatividad en relación con la edad. Estaban de acuerdo en que para los 45 años, uno ya está del otro lado de la montaña y la creatividad ha disminuido bastante. Decidieron que seria interesante probar este hecho de manera experimental. Seleccionaron instrumentos de prueba y examinaron un universo de individuos de 45 años. Sólo el 2% de los examinados era altamente creativo, hecho que no sorprendió a nadie.

Discutiendo los resultados, un psicólogo sugirió que podría ser interesante encontrar la edad en que la creatividad pareciera "agotarse". El resto estuvo de acuerdo, y examinaron universos de gente de 44 años, de 43 y así sucesivamente. Ésta resultó una tarea monótona, ya que el 2% altamente creativo se mantuvo, hasta que los agotados psicólogos llegaron al universo de los niños de siete años.

El índice de los altamente creativos saltó al 10%. A la edad de cinco años, la cifra de los sujetos creativos era del 90%.

Sin duda, esto demuestra en forma contundente que todos, en nuestros primeros años, fuimos creadores y teníamos en nuestro interior el secreto o la llave para ejercer la libertad creadora. Podemos entonces preguntarnos, si alguna vez lo fuimos, ¿por qué no volver a serlo?

Tal como alguna vez aprendimos a andar en bicicleta y no olvidamos nunca cómo mantener el equilibrio, tampoco es posible que no volvamos a recordar el camino hacia el paraíso original de la creación pura.

Al igual que un deportista, que debe entrenar a diario para fortalecer sus músculos y alcanzar mejor rendimiento físico, quien desee explorar sus potenciales internos, debe esforzarse en la ejercitación continua, obteniendo así el beneficio de una vida más plena.

El doctor Fidel Moccio, especialista en creatividad, afirma que, además, el trabajo en creatividad tiene un efecto muy importante sobre la conducta, ya que incrementa la capacidad para contactarse con "el otro"; se establecen relaciones más fáciles, se aceptan algunas limitaciones propias sin ocultarlas ni avergonzarse de ellas.


Expresa que la creatividad ayuda a mejorar la percepción que uno tiene de la vida diaria. Es decir, se ven cosas que antes pasaban inadvertidas. A mayor potencial creativo, mejor percepción de la realidad.

Es importante, finalmente, tener en cuenta que el camino hacia la creatividad, no admite ni pura razón, ni pura intuición, alcanzando un equilibrio perfecto en la complementariedad de ambos factores. Por eso, cuanto más sepamos sobre los mecanismos del acto creativo, su proceso, sus condiciones, sus estímulos, la naturaleza de los bloqueos, etcétera, más se facilita descubrir y desarrollar los talentos propios, que cada ser humano ha traído a este mundo por providencia divina. Y asimismo, sólo lanzándonos a la aventura de crear, mediante prácticas y entrenamientos que nos permitan romper la inercia, despertándonos del letargo de un pensamiento estructurado, estaremos en condiciones de vivenciar ese tiempo infinito y misterioso de la actividad creadora.


http://www.redaccion-digital.com.ar/creatividad_el_tesoro_oculto_del_hombre.ht

miércoles, 24 de octubre de 2012

Creatividad juvenil II

Los jóvenes actualmente se encuentran en condiciones confusas, ya que ven, aprenden, escuchan, hablan cosas que muchas veces las hacen y otras no. En este momento de tanta tecnología, avance comunicacional y moda, les importa muy poco seguir valores y buenas conductas o al menos tomar una dirección coherente en sus vidas. Esto se debe en gran parte a la constante manifestación de ideas que reciben por distintos medios, no son capaces de crear sino de recrear costumbres, opiniones, actividades, conductas, posiciones y hasta estilos de vida, anulando gran parte de creatividad que poseen cada uno.


“La creatividad, al igual que la inteligencia, es algo que cualquiera posee en cierta medida… El nivel de creatividad de una persona no esta grabado en piedra desde que nace, y al igual que cualquier otro talento, es algo que cualquiera puede desarrollar en grados variables” (1). Lo afirmado por estos autores da total claridad al momento de asumir la creatividad como parte de las actividades diarias, los jóvenes deben asumirla como fundamento en su cotidianidad para que desarrollen toda esa novedad que hay en sus mentes.

Debe existir un método que ayude y permita educar a las personas en la creatividad, que sea un reto constante en sus vidas el hecho de planificar y crear cosas que los impulse a ser diferentes y tener personalidades únicas, trasmitiendo seguridad y motivación en todo lo que realicen. Las personas tienen gran capacidad de aprendizaje y captación por lo que ser creativos es parte importante que hay que ampliar en la vida.



(1)La creatividad en una cultura conformista. Un desafío a las masas. Robert J. Stemberg – Todd I. Lubart, Prefacio.

lunes, 18 de junio de 2012

EL CINE: Una historia de teatros y películas


        La Caracas de 1890; cuidad llena de habitantes acostumbrados a realizar los mismos recorridos en las plazas de la capital, a hacer las mismas cosas del día anterior sin ninguna novedad que pase de ser un hecho normal, siempre con las mismas actitudes cerradas y un poco misteriosas: hasta que algo impacto y cambio sus vidas, un algo extraño que hacia la diferencia entre todas sus actividades cotidianas. Ese algo que producía mucho interés y necesidad de conocerlo, era el cine, con sus magnificas salas llenas de elegancia y delicadeza, donde todos y todas podían pasar un rato agradable mientras disfrutaban de una gran película.               

         Con la llegada del séptimo arte empieza la creación de las grandes estructuras en Caracas; teatros y cines eran la atracción de la época por sus entretenidas presentaciones y por la belleza de sus instalaciones. Ir a ver una película era todo un ritual donde mujeres, hombres, grandes y chicos se colocaban sus mejores atuendos para pasar un rato agradable con familia y amigos, dejando de un lado las plazas de ciudad. Los caraqueños adoptaron esta nueva cultura de una manera muy positiva, ya que era una atracción especial e innovadora.


      Las estructuras de los cines de Caracas siempre han formado parte importante de la ciudad, puesto que han sido referencia arquitectónica para otros establecimientos. “Los cines de ahora se encuentran ubicados dentro de un centro comercial y son dependientes de ellos, las viejas estructuras han desmejorado muchísimo “, así lo indica Bladimir Díaz, profesor de Diseño Arquitectónico en la UBV. Los diseños de las nuevas salas, las actitudes de los caraqueños en cuanto a la llegada de los cines a su localidad; el cambio de vestimenta, de la trasmisión, calidad y color de la imagen en las películas, de las carteleras, etc., todos estos aspectos fueron desarrollando notables cambios en nuestra ciudad capital y sus habitantes, haciendo cada vez mas importante y visitada la Gran Caracas.


         El 11 de julio 1896, en el segundo periodo presidencial de Joaquín Crespo, se estrena en Venezuela “El Vitascopio de Edison”, específicamente en Maracaibo y posteriormente en Caracas, Valencia y Barquisimeto. Emitía sucesiones de imágenes sin intermitencias en una pared o pantalla lo que permitía que fuesen vistas al mismo tiempo por una cantidad grande de público, a diferencia de lo que ocurría con anteriores sistemas de proyección de imágenes. Las primeras películas que se vieron en esta proyección fueron: Muchacho bañándose en la Laguna de Maracaibo y Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa, las cuales a pesar de las irregularidades en el correr de la cinta, y en la disposición de la luz que iluminaba el bastidor, lo que hacía que se borrasen algunos detalles de la imagen, tuvieron buena aceptación.

         En 1925, durante la presidencia de Juan Vicente Gómez en Venezuela, es cuando realmente se inaugura el cine en Caracas, con la construcción del Cine Ayacucho, diseñado por Alejandro Chataing, dando inicio a la .transformación cultural de la sociedad capitalina cada vez con las creaciones, no solo arquitectónicas sino de películas realizadas en Venezuela, las cuales cada vez obtenían más éxito en las carteleras nacionales.

         La producción de películas venezolanas no tardo en llegar, y para la época tuvo éxito tanto a nivel nacional como internacional, tal es el caso de Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa / Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo (1897), La trepadora (1924), El pez que fuma (1977), entre otras; abriendo caminos a nuevos talentos de producción y dirección cinematográfica y siendo referencia clave para que muchas de estas obras se lleven a la pantalla chica en forma de telenovelas. “Yo recuerdo El pez que fuma, fue una película con muchísima publicidad y tuvo mucho impacto en ese cine venezolano que era muy oscuro, esto ha mejorado notablemente, un ejemplo cable es la película Hermano”


         “El pez que fuma, Cangrejo 1 y 2, Yo soy un delincuente, Yo soy un reincidente; fueron películas de taquilla excelente que lograron superar éxitos como Tiburón, el cine venezolano siempre tuve mucha aceptación”, afirma Juan Luks, profesor de Audiovisual I y II, Cine experimental y documental y de Proyecto en la UBV.

         Antonio Sánchez  profesor de Discurso Audiovisual en la UBV indica que “anteriormente para ir al cine existían ciertas costumbres que en la actualidad se han perdido por completo, sin embargo la capital ha crecido de manera significante en cuanto a entretenimiento”. Recuperar la identidad de los cines de Caracas, hacer que se conozca un poco mas allá de esos sitios que tanto nos entretienen pero sobre todo destacar las excelentes obras de arquitectura realizadas tiempos atrás, es fundamental para mantener nuestras tradiciones, esas costumbres que no están olvidadas sino un poco descuidadas, las mismas que debemos rescatar de ese abandono en el que ha caído dándolo la importancia que se requiere, al igual que remodelar y darle buen uso cultural a las estructuras que hoy en día no están funcionando como grandes teatros y cines de nuestra capital, tal es el caso de Cine Catia que actualmente se encuentra en perfectas condiciones debido a su acomodo estructural. Dentro de esto entra la apreciación que debemos tener por las producciones venezolanas que poco a poco han ido y seguirán mejorando.

         Mientras ese rescate cultural llega podemos ver dos obras literarias que narran los hechos de estos increíbles días; la primera es Los cines de Caracas en el tiempo de los cines de Nicolás Sidorkovs y la segunda Inicios de la exhibición cinematográfica en Caracas (1896-1905) de Yolanda Sueiro Villanueva, además de informaciones encontradas en distintas páginas de internet, donde encontramos desde imágenes de boletos de la época, salas de cines, alrededores de los mismos, publicidad de las películas de estreno, reportajes, entre otras cosas.